Nos ilustró muchísimo el paseo. Hacer de hechos pasados, algo menos
aburrido, es una “actividad” académica, que queda más allá de un simple apunte
en nuestro cuaderno porque de doce a una de la tarde hacen un recorrido por el
museo en compañía de un personaje de la historia que nos deja
con ganas de volver.
Después de visitar el museo uno puede
sentarse en los jardines del mismo convento o fuera en el parque para apreciar el conjunto arquitectónico por
afuera así como cañones españoles.
A continuación, les mostramos el soneto,
el cual, se encuentra en una de las paredes del convento. Lo compartimos porque
consideramos que fue escrito con una
gran sensibilidad y amor.
SONETO
Cuando en mis
manos, Rey eterno, os mire
Y la candida victima levanto,
De mi
atrevida indignidad me espanto,
Y la bondad de
vuestro amor ¡admiro!
Tal vez el alma
con temor retiro,
Tal vez la doy
al amoroso llanto,
Y avergonzado de
ofenderos tanto,
Mis culpas
lloro, y con dolor suspiro.
Vuelve a mi esos
tus ojos soberanos,
Pues por las
sendas del amor, siniestras.
Me precipitan
pensamientos vanos.
No sean tales
las miserias nuestras,
Que á quien os
tiene en sus indignas manos
Vos le dejéis de
las divinas vuestras.
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