sábado, 27 de abril de 2013


Fue un periodo donde intervinieron  Estados Unidos, España y Francia, que propiciaron la intriga política, el chantaje diplomático y la intervención armada, con el fin de efectuar un despojo territorial o de imponer a un monarca extranjero.
La consolidación del proyecto de Nación se dio después de años difíciles en los que se padecieron diversas intervenciones extranjeras a través de las armas o de la acción política, con el fin de defender nuestra soberanía.
También, albergó al ex Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Churubusco, que representa la historia y la vida cotidiana de la orden dieguina, que fue una de las ramas de los franciscanos novohispanos que vivieron en ese inmueble por más de 300 años.
Se han  conservado adecuadamente,  los espacios que fueron de uso cotidiano entre los frailes, como la cocina, el refectorio, la antesacristía, el portal de peregrinos, la huerta, el baño, los claustros, las capillas y las celdas, entre otros lugares. Al mismo tiempo, puede admirarse un acervo importante de arte sacro de los siglos XVII al XIX.
Es un museo histórico, porque ese mismo lugar sirvió como fortaleza ante la invasión norteamericana de 1846 a 1848. En los muros exteriores de la construcción aún se aprecian las huellas de balas y los cañones con los que se encaró a los invasores estadounidenses, el 20 de agosto de 1847.
En los alrededores del sitio se honra a los  integrantes del Batallón de San Patricio o La legión extranjera, que fue un grupo de soldados irlandeses que desertaron del ejército estadounidense, al que después combatieron, porque ofrendaron de manera voluntaria su vida para defender a nuestra Patria.
En una plaza contigua también se honra la memoria del General Pedro María Anaya, quien encabezó una de las resistencias bélicas más intensas, que se conoce como la Batalla de Churubusco, en la que mil 300 mexicanos combatieron a seis mil estadounidenses que estuvieron dirigidos por el general Davis Twiggs.
El recinto museístico fue un hospital militar para enfermos contagiosos, de 1876 a 1914; una escuela de pintura al aire libre, en la segunda década del siglo pasado y un museo de sitio y del transporte, de 1929 a 1960, entre otros usos, además que fue declarado monumento nacional en 1869, por el Presidente Benito Juárez.
Igualmente, se exhiben, una colección de litografías, banderas, armas, muebles y accesorios civiles y militares.
El paseo por la planta baja del ex Convento de Churubusco comienza en el portón de campo, que da acceso al portal de peregrinos, donde se puede observar un retablo tallado en madera, estofado, policromo y con hojas de oro, que representa las ánimas del purgatorio. Ambos lugares servían como tianguis de semillas a los que acudían habitantes sureños de la Nueva España que iban hacia la ciudad de México.
Le siguen el patio de servicio, las caballerizas, los chiqueros y el patio menor, donde los frailes platicaban con las personas que vivían cerca del convento. En el patio de servicio se hacían también algunas labores relacionadas con la preparación de alimentos, además de que era paso obligado para la huerta.
En la huerta se sembraban hortalizas y se cultivaban árboles frutales para la alimentación de los frailes o novicios, mientras que el aljibe era la fuente provisoria de agua potable para la comunidad. Debe recordarse que los frailes controlaban y dotaban del líquido a los vecinos de Churubusco. Surtían también el líquido a los lavaderos.
Otros espacios como la cocina, despensa, alacena, refectorio y anterrefectorio servían para preparar y consumir sus alimentos. Así también ocurría en el patio de servicio, donde se preparaban los alimentos.
El baño de los placeres era un espacio en el que los dieguinos utilizaban para conservar la salud del cuerpo, a través  de  duchas y vapores. No obstante, su uso se restringía a la comunidad religiosa exclusivamente.
El claustro bajo, la antesacristía y la portería eran lugares públicos, ya que la vida de la comunidad se continuaba hasta el interior del propio convento, lo que no ocurría en la sala de profundis, donde los moradores se reunían para llevar al cabo una parte de su vida religiosa y de gobierno interior.
En la planta alta del ex Convento de Churubusco, se aprecia el cubo de la escalera, en cuyos muros hay pinturas al óleo de gran formato. Un par de piezas tienen escenas de la vida de San Francisco de Asís, que fue fundador de la orden franciscana. Se trata de las piezas El tránsito de San Francisco y San Francisco como el Profeta Elías. Otra pintura representa La Elevación de San Juan Nepomuceno.
En el pasillo del claustro alto, los estudiantes se preparaban para ser frailes sacerdotes y podían estudiar, charlar y repasar en comunidad sus lecciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario