Fue un periodo donde
intervinieron Estados Unidos, España y
Francia, que propiciaron la intriga política, el chantaje diplomático y la
intervención armada, con el fin de efectuar un despojo territorial o de imponer
a un monarca extranjero.
La consolidación del proyecto de
Nación se dio después de años difíciles en los que se padecieron diversas
intervenciones extranjeras a través de las armas o de la acción política, con
el fin de defender nuestra soberanía.
También, albergó al ex
Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Churubusco, que
representa la historia y la vida cotidiana de la orden dieguina, que fue una de
las ramas de los franciscanos novohispanos que vivieron en ese inmueble por más
de 300 años.
Se han conservado adecuadamente, los espacios que fueron de uso cotidiano
entre los frailes, como la cocina, el refectorio, la antesacristía,
el portal de peregrinos, la huerta, el baño, los
claustros, las capillas y las
celdas, entre otros lugares. Al mismo tiempo, puede admirarse un
acervo importante de arte sacro de los siglos XVII al XIX.
Es un museo histórico, porque ese
mismo lugar sirvió como fortaleza ante la invasión norteamericana de 1846 a 1848. En los muros
exteriores de la construcción aún se aprecian las huellas de balas y los
cañones con los que se encaró a los invasores estadounidenses, el 20 de agosto
de 1847.
En los alrededores del sitio se honra
a los integrantes del Batallón
de San Patricio o La legión extranjera, que fue un grupo de
soldados irlandeses que desertaron del ejército estadounidense, al que después
combatieron, porque ofrendaron de manera voluntaria su vida para defender a nuestra
Patria.
En una plaza contigua también se honra la memoria del General Pedro María Anaya, quien encabezó una de las resistencias bélicas más intensas, que se conoce comola Batalla de
Churubusco, en la que mil 300 mexicanos combatieron a seis mil estadounidenses
que estuvieron dirigidos por el general Davis Twiggs.
En una plaza contigua también se honra la memoria del General Pedro María Anaya, quien encabezó una de las resistencias bélicas más intensas, que se conoce como
El recinto museístico fue un
hospital militar para enfermos contagiosos, de 1876 a 1914; una escuela de
pintura al aire libre, en la segunda década del siglo pasado y un museo de
sitio y del transporte, de 1929
a 1960, entre otros usos, además que fue declarado
monumento nacional en 1869, por el Presidente Benito Juárez.
Igualmente, se exhiben, una
colección de litografías, banderas, armas, muebles y accesorios civiles y
militares.
El paseo por la planta baja del ex
Convento de Churubusco comienza en el portón de campo, que da
acceso al portal de peregrinos, donde se puede observar un retablo tallado en
madera, estofado, policromo y con hojas de oro, que representa las ánimas
del purgatorio. Ambos lugares servían como tianguis de semillas a
los que acudían habitantes sureños de la Nueva España que iban
hacia la ciudad de México.
Le siguen el patio
de servicio, las caballerizas, los
chiqueros y el patio menor, donde los frailes
platicaban con las personas que vivían cerca del convento. En el patio de
servicio se hacían también algunas labores relacionadas con la preparación de
alimentos, además de que era paso obligado para la huerta.
En la huerta se
sembraban hortalizas y se cultivaban árboles frutales para la alimentación de
los frailes o novicios, mientras que el aljibe era la fuente provisoria de agua
potable para la comunidad. Debe recordarse que los frailes controlaban y
dotaban del líquido a los vecinos de Churubusco. Surtían también el líquido a
los lavaderos.
Otros espacios como la cocina,
despensa, alacena, refectorio y anterrefectorio servían para
preparar y consumir sus alimentos. Así también ocurría en el patio de servicio,
donde se preparaban los alimentos.
El baño de los placeres
era un espacio en el que los dieguinos utilizaban para conservar la salud del
cuerpo, a través de duchas y vapores. No obstante, su uso se
restringía a la comunidad religiosa exclusivamente.
El claustro bajo, la
antesacristía y la portería eran lugares públicos, ya que la vida
de la comunidad se continuaba hasta el interior del propio convento, lo que no
ocurría en la sala de profundis, donde los moradores se reunían para llevar al
cabo una parte de su vida religiosa y de gobierno interior.
En la planta alta del ex
Convento de Churubusco, se aprecia el cubo de la escalera, en cuyos
muros hay pinturas al óleo de gran formato. Un par de piezas tienen escenas de
la vida de San Francisco de Asís, que fue fundador de la orden
franciscana. Se trata de las piezas El tránsito de San Francisco y San Francisco como
el Profeta Elías. Otra pintura representa La Elevación de San
Juan Nepomuceno.
En el
pasillo del claustro alto, los estudiantes se preparaban para ser
frailes sacerdotes y podían estudiar, charlar y repasar en comunidad sus
lecciones.
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